¿Hay alguien hoy en día que no esté indignado con la política económica y social que se está haciendo?
¿Hay alguien que esté de acuerdo con los recortes que merman el estado del bienestar que tanto esfuerzo y sacrificio costó a nuestros abuelos, padres y también nos ha costado a todos nosotros?
Estas son algunas de tantas preguntas que podríamos hacernos hoy en día ante la situación tan desgarradora y difícil por la que estamos atravesando.
Hace un año, un movimiento social e inesperado se plantó en las principales plazas de las capitales españolas para protestar y canalizar el descontento social por muchas razones : una clase política cada vez más corrupta, un sistema político que limitaba la participación de los ciudadanos (hablaban de listas abiertas) y un control del poder económico y financiero sobre el político...
Tenía este movimiento 15M una condición muy peculiar, era un movimiento pacífico, (aunque algunos medios intentaron radicalizarlo) "aplaudían" levantando las manos moviéndolas y hacían asambleas donde cualquier individuo podía opinar. Después trasladaron esas asambleas a los barrios y pueblos donde la pluralidad de la gente se canalizaba en ideas.
Una de ellas fue la dación en pago, por la que intentaban que cualquier persona que no pudiese pagar la hipoteca al banco, saldara la deuda entregando la propiedad. Actualmente te quitan la casa y sigues debiendo la hipoteca. Pero esta idea, lograron que saliera a la superficie de la sociedad y calara hondo. Hoy en día han evitado numerosos desahucios y han planteado que la propuesta de la dación en pago pueda ser posible.
Muchos les animaron a crear una fuerza política para obtener representación parlamentaria, pero nada más lejos y paradójico del espíritu del movimiento.
No eligen portavoces porque cada individuo tiene su opinión.
Los que hemos estado en alguna manifiestación del 15M hemos podido constatar que todo tipo de gente, edad y condición se ha manifestado siempre de forma pacífica (ahí creo que reside su fuerza) y siempre con ánimo e indignación ante las injusticias actuales.
Un año después, independientemente de las estimaciones de cifras, el movimiento sigue vivo. ¿Pero de qué manera puede hacer llegar sus ideas y conclusiones y plasmarlas en la realidad socio-política actual?